jueves, 27 de noviembre de 2014

Confesión de una Artista emergente

En ocasiones alguna actividad resulta llamativa y de un momento a otro se inicia con la investigación y su posteriormente con su práctica hasta el punto de resultar involucrado sin saber cómo ni poder diferenciar el punto de inicio en el tiempo.

Así es como me involucré con el dibujo desde que tenía unos 5 ó 6 años. Luego experimenté la pintura al óleo a los 10 años, y a los 14 años con la escultura en jabón y plastilina. También ocurrió más adelante con la papiroflexia, la música, las danzas, y posteriormente con el teatro, las artes escénicas, la fotografía y la aficción por la producción audiovisual. En otras palabras, la aficción por las denominadas artes clásicas. 

Todas estas labores fueron realizadas como pasatiempo, sin interés profesional dado a que mi mamá solía decir que el arte es simplemente eso: arte, algo que se realiza en el tiempo libre, y que me dedicara a estudiar alguna carrera rentable, que tenga significado a nivel económico y social. 

Ahora percibo que cualquier actividad que el ser humano se proponga a ejercer porque así lo quiere y le apasiona resulta ser una labor remunerada, tanto en lo económico como en la satisfacción y realización personales.

Por ello, es recomendable que nadie interfiera en las decisiones de cualquier persona, que cada quien escoja lo que quiere hacer con su vida y su futuro, y porque nadie manda en nadie.

Lo anterior se refleja en el vacío y la insatisfacción personal de someterse a la sociedad mediante un trabajo que resulta ser esclavizante porque no es lo que realmente se quiere hacer. El ser humano debe tener la libertad de cumplir sus propios sueños sin importar el "qué dirán".

Mi meta personal es retomar las artes hasta lograr dejar de lado el trabajo como recepcionista, que además de ser agotador en ocasiones la autoestima decae por ser una labor con poco reconocimiento. ¿Cuál es tu reto?

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